Molina, Cristian; Karmy, Eileen (2012). Tango viajero: Orquestas típicas en Valparaíso (1950-1973). MAGO Editores.
El texto explica el legado que dejan muchas de las agrupaciones de tango en Valparaíso, la importancia de esos grupos dentro de la ciudad, el apoyo artístico que genera el enriquecimiento mutuo y lo que sucede en la ciudad al ser nombrada patrimonio tangible de la humanidad. En 1940, la ciudad de Valparaíso albergaba a una gran cantidad de músicos tangueros, provenientes de Argentina, sumergiendo a la ciudad en este género trasandino. Esto producto de los intercambios portuarios y el ferrocarril.
Dentro de este fragmento, podemos encontrar una breve definición de lo que ha significado nombrar a la ciudad de Valparaíso cómo patrimonio de la humanidad. Si bien se le adjudicó este título a causa de la calidad arquitectónica y con la intención de generar un mayor turismo, podemos evidenciar que lamentablemente la ciudad se encuentra en un declive, ya que pese a ser patrimonio y a tener un valor histórico importante, retratando sus grandes años mozos, cómo el puerto principal del país, se plasma claramente que la ciudad no estaba preparada económicamente para mantener la infraestructura y, a su vez, la ciudad a flote, mencionando que Valparaíso poco a poco se va apagando.
En este extracto se explica la definición de patrimonio inmaterial estipulada por la Unesco, dando a conocer que no sólo incluye la opinión del municipio o algún grupo en concreto, sino que influye claramente la intervención de cada hombre y mujer que sea parte de esta comunidad.
Es en este párrafo donde relatan la inserción del tango y la dispersión de este mismo dentro de la ciudad puerto. Uno de los principales factores que, en la presencia del tango, es el hecho de que al ser el puerto principal del país permitían la difusión de este género tanto al exterior cómo alrededor de todas las regiones y ciudades de nuestro país, generando un espacio social, donde existía tanto el intercambio cultural y a la vez económico. Este mismo factor, pero relatado por otro autor (Marco Chandía) menciona que este proceso social que generaba la ciudad de Valparaíso solamente favorece a un grupo privilegiado de personas. Cómo segundo factor, podemos ver que la población comenzó a internalizar el baile al igual que la música, ya que era una puesta en escena atractiva con una personificación que termina llegando a los medios de comunicación masivos. Un gran ejemplo de ello son las televisoras.
Muchas de las orquestas tangueras llegaron desde Mendoza hasta nuestro puerto y comenzaron su difusión en distintos ferroviarios. No obstante, el factor político ocasionado por la dictadura cambió totalmente la escena musical y cada situación política o social ocurrida, cada muerte perdida, iban disminuyendo la muestra social de este género.
En este último fragmento, los autores explican que, pese a que hubo distintos músicos tangueros relevantes dentro de Valparaíso, lo más destacable de todo, son los de sociabilidad que generaron, las tanguerías, boliches y comunidades enteras, que a pesar de las situaciones que los rodeaban, continuaban interpretando tango. Ellos se iban modernizando a medida que sucedían las cosas a su alrededor, se culturizaban generando una retroalimentación unos con otros.
El tango llega a Valparaíso a finales del siglo XIX, propiciado por el intercambio cultural que ocurría por medio del puerto y el ferrocarril trasandino, en donde los visitantes extranjeros compartían sus costumbres y música con la gente local. Por otra parte, las casas de música tuvieron un papel clave en la difusión del tango en la ciudad, principalmente la sucursal de Grimm & Kern, Casa Wagner y Casa Amarilla, pues les comenzó a llegar material de la empresa Ediciones Musicales Alfredo Perroti Argentina.
Otro antecedente fue la llegada del Dúo Gardel Razzano a la quinta región, con una gira que culmina en Viña del Mar. Posteriormente, en 1926, llega la compañía dirigida por Arturo de Bassi y liderada por Carlos Marambio Catán, así como el cantante chileno Atilio Copelli del sello Víctor Argentina. Por otra parte, la creación de la orquesta de Porfirio Díaz significaría el desarrollo y difusión de una música proveniente de la unión de dos elementos musicales de moda en la época, el tango y el jazz.
La difusión del tango en la década de los 30 se ve marcada principalmente por la industria del cine y la industria radial. El cine constituía el mayor medio de transculturación musical, por lo que se exhibieron numerosas películas argentinas con música de tango y, por otro lado, comienzan a aparecer diversos programas de radio enfocados netamente a este género musical.
En 1937, la orquesta de Julio Caro se presenta en el Casino de Viña del Mar con un repertorio marcado fuertemente por la presencia del tango, tales como “Viña del Mar”, “Volver” y “Carillón de la Merced”. Lo anterior, sumado a la llegada de diversas otras orquestas al puerto, tuvo como consecuencia el incremento en las actividades de baile y escucha del tango en Valparaíso. El éxito que tuvieron estas orquestas produjo que los empresarios trajeran al cantante argentino Charlo en una presentación que se llevó acabo en el Teatro Victoria el año 1937. La popularidad de estas figuras internacionales del tango también tuvo una influencia en el ámbito comercial, especialmente en las estrategias de marketing que incluían este género musical en sus publicidades.
Durante los años 40 se habla de una escuela “Decareana”, haciendo referencia a la estética de los tangos instrumentales de Julio de Carlo, con una orquestación amplia y de frases melódicas predominantes. El tango argentino de esa época no refleja el contexto social vivido en el país, sino que se mantiene la esencia del pasado con temáticas de desamor y una ambivalente presencia de la figura femenina, característica que permite que el tango se adapte y adopte en distintos lugares fuera de la Argentina.
En este contexto, el tango se comienza a utilizar en la industria del cine, particularmente como parte de la propaganda política de Estados Unidos con el fin de estrechar lazos con las culturas sudamericanas. Esto permitió una mayor difusión del tango que también repercutió en nuestro país. Por ejemplo, las radios transmitían los tangos enérgicos de la orquesta de Juan D’Arienzo, tipo de tango que hasta el día de hoy se prefiere en la escena porteña.
Por otro lado, en la década de los cuarenta existía en Chile una necesidad por parte del Estado de promover la identidad nacional, lo cual fue creando un estereotipo de lo típicamente chileno y regulando los medios de difusión para favorecer este estereotipo. Sin embargo, esto no provocó la decadencia de las expresiones musicales internacionales, sino que tuvo el efecto contrario, pues constituyeron una parte importante de la identidad que los mismos grupos sociales fueron construyendo para sí mismos, en oposición a la identidad idealizada y centralizada que el estado quería imponer. Es en este sentido que el tango, un producto transcultural, tuvo gran importancia a pesar de las quejas de los nacionalistas.
La masiva recepción del tango en Chile, específicamente en Valparaíso, fue un factor clave en el desarrollo cultural porteño y que derivó en la creación de numerosos conjuntos musicales. En la historia del tango en la ciudad puerto, el músico argentino Gabriel Clausi tuvo un gran papel, pues él fue parte de diversas orquestas chilenas como la orquesta de Pedro Maffia y la de Julio de Caro. Clausi participó, además, en la difusión y producción musical, dejando en Chile alrededor de ciento cincuenta registros y enseñándoles el bandoneón a jóvenes chilenos aficionados.
El texto, al correr de las páginas, busca introducirnos en las historias de algunos de los actores principales que vivieron la época donde Valparaíso llegó a ser considerada la capital del tango en tierras chilenas. Esto se da entre la década del cuarenta y cincuenta principalmente. Impulsado por la popularidad que alcanzaba este género musical en los distintos estratos de la sociedad porteña y viñamarina y potenciado además por la llegada de varios músicos trasandinos que muchas veces venían a dar conciertos a Chile y, por el motivo que fuera, terminaban por quedarse a vivir. Este fue el caso de, por ejemplo, Antonio Rodio, violinista y compositor argentino, el cual contrajo matrimonio con la chilena Dolly Díaz. A partir de casos como el de Rodio, músico que había trabajado con figuras emblemáticas como Carlos Gardel o Aníbal Troilo, es que también se empiezan a generar oportunidades para que músicos locales, que previamente conocían el género a través de la práctica autodidacta, se interioricen dentro de la estética tanguera bonaerense tal y como realmente era.
Más allá de los músicos argentinos y sus “discípulos”, si así se les puede llamar, los cuales solían tocar en escenarios como el casino municipal de Viña del mar, que regularmente tenían estudios formales de música y formaban partes de grandes orquestas, así como también disfrutaban de mejores salarios, entre otras cosas, el texto también relata la historia de otros personajes que ayudaron a construir la identidad tanguera de Valparaíso a mediados del siglo XX. Casos como el de Luis Barrera, por ejemplo. Él cuenta cómo fue su paso de la guitarra al acordeón y como el tener nociones de piano le ayudó también a encontrar las digitaciones por sí mismo. De la misma forma habla de cómo su oficio de acordeonista dentro del mundo del tango en el puerto era recibido de forma extraña, ya que era algo atípico para las reglas del estilo (que tiene como pieza fundamental el bandoneón) y que a quienes tocaban el acordeón se les relacionaba más bien con el mundo del folclor. Nos relata además, cómo se acercaba a otros músicos que llevaban más tiempo en la escena para pedirles consejos y que en algunas ocasiones recibía comentarios diciendo que él “no sabía como tocar el tango”, pero que de esa forma fue aprendiendo.
Está también el caso de Carlos Fuentealba que relata la historia de que él, trabajando en el puerto desde niño, se coló un día en un bar siendo menor de edad y tuvo la oportunidad para cantar un tango junto a la orquesta que ahí tocaba. A pesar de que le vieran muy joven, lo hizo muy bien y comenzó a hacer carrera a partir de las ofertas que recibió ese día, llegando a ser cantante fijo en la orquesta que tocaba en el casino municipal de Viña del Mar.
Por último, la mayoría de las personas que contaban sus historias parecían coincidir en algunos elementos que tienen que ver con el contraste entre el Valparaíso de aquella época y el contemporáneo. El hecho de que, por ejemplo, en ese tiempo la actividad cultural ellos la percibían como mucho más potente y con un renuevo de músicos constante, cosa que según sus palabras hoy en día no se da, de hecho, muchas de las preocupaciones de estas personas están relacionadas al agotamiento de lugares fijos donde se cultive el tango en Valparaíso, además del hecho de que tampoco hay la cantidad de músicos que por ese entonces se veía. Relatan además cómo la organización sindical en ese tiempo era tremendamente fuerte, al punto que, aún cuando muchos de ellos tenían empleos aparte, les era posible vivir de la música, cosa que hoy sería impensado.
En las reflexiones sobre el texto, los autores mencionan que los porteños se sentían identificados por los temas, por el mensaje, por los lugares comunes y típicos que se relataban en las canciones sobre la ciudad, pero también porque los trasportaba a un lugar y momento junto a sus seres queridos, bailando con su amada, compartiendo con sus amigos, entre otros. Todo este movimiento ocasionó que muchas emisoras de radio se interesaran por el género, ocasionando que grandes figuras trasandinas se ubiquen junto a emblemáticas figuras locales. Pero el quiebre ocurrido en 1973, ocasiona una gran ruptura en el género, es debido a ello que entre 1990 y 2010 se trabaja para poder reincorporar al tango dentro de la ciudad y se crea el festival VALPARATANGO, pero es una época totalmente distinta, donde los estilos que destacan son otros y los intereses de las personas han cambiado.
Si bien el tango en Valparaíso aún persiste, no tiene la fuerza de antes y su enfoque principal es el baile. Para poder hablar del valor instrumental del tango en nuestra ciudad, hay que tener en consideración principalmente que es una adopción de un género que adquirimos al llegar músicos de otro país a tocar y mostrarnos su arte en nuestro puerto. Aun así, es difícil definir cuándo y con quien se inició, pero los distintos factores sociales que llevaron a que el tango llegara a ser lo que fue en Valparaíso, le da un cierto sentido de pertenencia.
Cerda, Javiera; Jara, Víctor y López, Francisca (2021). Tango viajero [resumen]. Wikimus. http://wikimus.cl/wiki/tango-viajero-resumen/
[Fotografía de una pila de libros de Tango viajero: Orquestas típicas en Valparaíso (1950-1973)]. Recuperado el 10 de marzo, 2022, https://twitter.com/MusicalValpo/status/1459155846974349317/photo/1