El término fusión aplicado a ciertas músicas comenzó a emplearse desde la década de los setenta, de manera de poder definir aquellas creaciones musicales surgidas de la experimentación, la improvisación, o de la hibridación de diferentes géneros o prácticas musicales. De este modo, el concepto fusión latinoamericana hace referencia a la intrincación de la música de raíz folclórica latinoamericana con variadas o determinadas influencias de otros géneros extranjeros específicos, tales como el rock, el jazz, el pop, etc, desde un enfoque experimental e integrador. Por lo mismo, se caracteriza por utilizar un amplio compendio organológico de instrumentos latinoamericanos y tradicionales, así como la utilización de instrumentación propia de otros géneros o prácticas musicales, dando como resultado una variedad de colores tímbricos.
El proceso de intrincación de diversas fuentes musicales implica por parte del compositor o compositora un cierto nivel de formación musical, quien deliberadamente incorpora en sus creaciones músicas locales tradicionales y músicas procedentes de otros géneros o localidades, de manera que se genera un lenguaje musical donde la hibridación de diversas fuentes es señal de un proceso de interacción no solo a nivel musical, sino también a nivel de compositores y compositoras con realidades y lenguajes propias de su cultura local con culturas extranjeras. De esta manera, la música fusión no pretende ser un género musical nuevo, sino más bien, al estar empapada con referencias a distintos géneros y artistas, sin necesariamente buscar ocultar dichas fuentes, se posiciona como un estilo de creación musical que está en constante desarrollo, cuyo interés se centra en incorporar y representar diversas fuentes musicales. Por consiguiente, en este vínculo de interacción necesario que supone la música fusión, como un acercamiento no solo a una determinada música, sino también a la cultura que la produce, cobra especial valor el elemento identitario intrínseco en esta música, tanto en quienes la practican como en quienes la escuchan. En efecto, mediante la fusión los creadores han buscado recrear su propia identidad, así como también han provisto de una herramienta de identificación que otorga tanto a los músicos como a la audiencia un sentido de pertenencia y participación en una cultura representada en una música que es capaz de evocar identidad.