La Identidad en la Música Fusión

La identidad corresponde a uno de los conceptos claves a la hora de entender la música fusión por diversos motivos. Gran parte de quienes la practican pasan por un proceso de buscar una identidad propia, sin repetir modelos extranjeros; incluso hay quienes comparten un sentimiento de comunión multicultural nacional/ latinoamericano como veremos más adelante.

Las fronteras del continente Sudamericano separan países pero no separan ciertos elementos más generales propios de la cultura tales como el idioma, determinados bailes o estilos musicales (el reggaeton es el ejemplo más claro), el folklore de determinadas etnias, entre otros. Sin ir más lejos tenemos como ejemplo más cercano a lo que conocemos como música andina, la cual comprende hasta tres países (Bolivia, Perú y Chile) en donde se comparte la zona del gran Altiplano de los Andes centrales, y la influencia de la cultura nativa Aymara, Quechua y Atacameños se puede presenciar en estos tres. Esta influencia se presencia en determinados casos de artistas que practican el género en cuestión, aunque en un menor grado y a través quizás de solamente una instrumentación nativa o un ritmo folklórico específico.

Podemos establecer por un lado que la música fusión se crea desde la premisa por parte de los músicos, consciente o inconsciente, de buscar una identidad propia a través de la cultura que los rodea y  de las raíces étnicas presentes en el territorio. En palabras de la musicóloga Fiorella Montero:

“¿cómo puedes sentirte peruano si tu identidad es frecuentemente racializada como foránea y por ende, se hace cada vez más ajena a la imagen que tienes de ti mismo? La fusión musical se vuelve entonces una herramienta para descubrirse a sí mismo y luego reconstruir el yo.” (Montero, p. 108)

Podemos establecer por lo tanto que una de las motivaciones principales de los músicos de fusión es recrear su identidad renovando elementos musicales de su cultura circundante para no ser clasificados musicalmente como foráneos. En otras palabras, buscan encajar en su ciudad ,en su país o en el mundo prefiriendo la cultura nativa por sobre la extranjera, o al menos elementos característicos de esta.

La música fusión, además de ser considerada una herramienta de identidad, posee como consecuencia y de manera intrínseca un sentimiento de pertenencia, ya sea con el país o con el territorio latinoamericano en general y su carácter tan multicultural y diverso.

Los antecedentes más lejanos de lo que hoy conocemos como música fusión latinoamericana se remontan a la década del 60; esta integración de costumbres de distintas regiones de Sudamérica se empezó a favorecer y promover, desde sectores juveniles.

“Durante la década de 1960, sectores estudiantiles e intelectuales progresistas favorecieron un nuevo tipo de masificación del folklore, destacando ahora lo que el área descrita anteriormente descartó: la realidad social del campesino y del pueblo latinoamericano. En términos generales podemos hablar del surgimiento de una nueva canción latinoamericana (Fairley, 1985, p. 308), pues se desarrolla paralelamente en países como México, Cuba, Brasil, Uruguay, Argentina y Chile. Además posee una identidad más «continental» que nacional, ya que destaca problemas y esperanzas comunes del pueblo latinoamericano y favorece el sincretismo o integración de instrumentos, ritmos y especies folclóricas de distintas regiones de Latinoamérica.”(Gonzalez, p.64)

En base a lo anterior podemos establecer que esta Nueva Canción latinoamericana gestada en los 60 según González se encuentra muy relacionada a lo que hoy conocemos como fusión latinoamericana; en este género converge un sincretismo de elementos de distintas regiones de latinoamérica y hay un respeto mayor hacia los instrumentos nativos, hacia las realidades más comunes de la gente y a los ritmos folklóricos propios del continente. A la vez, muchos elementos tomados de las tradiciones más antiguas de latinoamérica son traídas al presente en una nueva mezcla cultural que aborda nuevos estilos musicales, nuevas temáticas en las letras, y la gestación de una música representativa de un momento más presente, pero con elementos que conservan contacto con las raíces latinoamericanas. 

Durante este movimiento se utilizó una gran variedad de estilos y ritmos musicales entrecruzados, mientras que las letras tocaban problemáticas que afectaban a varios países del continente americano, volviéndose así, música con una identidad clara en cuanto a su enfoque cultural, social y musical, logrando conectar elementos del folklore, con una carga de conexión con el pasado, pero conectado ahora con el presente. Y a la vez, creando una música con un amalgama de elementos estilísticos que se integran para crear este elemento de unión que trasciende fronteras y diferencias.

Referencias

  • González Rodríguez, Juan Pablo. (1986). Hacia el Estudio Musicológico de la Música Popular Latinoamericana. Revista Musical Chilena, 40(165), p.59-84.
  • Montero, Fiorella. 2017 “La música fusión, ¿verdadera inclusión? Una exploración de la escena fusión en Lima” Anthropologica  (40), p. 97-119.